Fuente de Santiago - Acuarela (20 mayo 2010) - 20 x 25 cm.
Paramos en Puente Ulla a comprar comida para merendar en Outeiro, final de etapa tras tres kilómetros de dura subida donde no hay bar ni tiendas, tan sólo el albergue. Estábamos a punto de terminar nuestra experiencia y los brindis se suceden. -Hoy tenemos que brindar con un buen Albariño, así que hay que meter una botella, la pena es que se nos calentará en el ascenso. -Esperarme aquí, les dije a Pierre y Charles, voy a acercarme a la gasolinera a comprar una bolsa de hielo (dos kilos), no puede ser de otra manera, y allí me dirigí, cogí el hielo y al ir a pagarlo, uno de los dependientes, al verme sudoroso y marcado por el cansancio de la etapa me dijo: -Venga te subo en la furgoneta, es un momento y hace mucho calor. Puse cara de asombro, pero no dije que no, metimos los trastos y en marcha. No me había olvidado de mis amigos, no, al llegar a donde me esperaban paramos y al verme bajar alucinaban, no entendían nada. -Venga, montaros atrás, se acabó la paliza por hoy, tampoco pusieron muchos ascos, se acomodaron junto a las mochilas y sin apenas darnos cuenta habíamos llegado a las puertas del albergue. A nadie le dijimos como habíamos llegado. Cómo íbamos a decírselo con la caras con que llegaban.
A la tarde salí a pintar la fuente y de vuelta sacamos las cosas que habíamos comprado para merendar y brindamos con Albariño bien fresco.
No hay comentarios:
Publicar un comentario