Encinas y espliego - Acuarela (24 abril 2010) - 20,5 x 26,5 cm.
No recuerdo si en algún momento he denominado al camino como "el camino prisionero", es probable, pero vuelvo a repetirlo. Hoy el paisaje ha sido extraordinario, es difícil recorrer estos caminos con el frescor y el color con el que está en estos momentos, seguro, pero es un "camino prisionero", a ambos lados verjas de alambre de espino me obligan a seguir adelante sin la posibilidad de apartarme de él, sin poder acercarme a disfrutar bajo la sombra de una de sus encinas, ni a frotarme las manos con el espliego, y olerlo, no lo puedo hacer, a cada paso se me recuerda en carteles que es una finca privada a la que no tengo acceso y se me anuncia en letra impresa un código oficial que lo certifica y que me atenga a las consecuencias. Lo siento, echo en falta la libertad que he tenido para moverme en Pirineos, por el Gorbea o en Picos de Europa. Así lo siento y así lo digo.
La culpa lo tiene lo barato que es el alambre de espino. Cuando yo era pequeño uno podía ir por esos caminos sin sentirse prisionero y a veces bastaba saltar una pared de piedra para estar en el campo
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