Palomar - Acuarela (5 mayo 2010) - 20 x 25 cm.
Hasta Montamarta tan sólo hay que caminar 18, 5 km, pero fueron horribles. Los pies me dieron mucha guerra. El dolor se debía reflejar en mi rostro y los peregrinos se prestaron a ayudarme. José, de Ejea de los Caballeros, que venía caminando desde Valencia, me miró los pies y puso su botiquín a mi disposición, y Charles, farmacéutico, me dio unos antiinflamatorios y con un gel me practicó unos masajes a una de las piernas que llevaba cargada. Gracias a todos.
En esta etapa habían comenzado mis males de ampollas en la planta del pie. Un parche de silicona mal puesto en una incipiente ampolla se arrugó y en lugar de prevenir fue la consecuencia de un mal mayor y donde había una aparecieron dos.
Después de comer me acerqué a un palomar en mal estado que se veía desde el albergue y lo pinté. Me gustó que estuviese deteriorado pues dejaban verse los huecos practicados en las paredes de adobe en los que nidifican las palomas. En Zamora hay muchísimos palomares, pero más al norte, en la dirección que lleva el camino hacia Santiago los vi en contadas ocasiones.
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